Morelia, Michoacán, 10 de Junio de 2025.- La violencia volvió a sacudir la frontera sur. En un enfrentamiento que duró más de dos horas, cuatro presuntos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) fueron abatidos por fuerzas de seguridad mexicanas en Frontera Comalapa, Chiapas, muy cerca del límite con Guatemala.
Entre los muertos se encontraba un objetivo de alto valor: Baldemar Calderón Carrillo alias “Don Balde”, señalado como uno de los cerebros financieros detrás del Cártel de Chiapas y Guatemala (CCyG). Exmilitares guatemaltecos conocidos como Kaibiles y desertores del CJNG habrían sido parte de su círculo de protección.

El tiroteo se registró en el corredor Ciudad Cuauhtémoc-La Mesilla, zona clave para el tráfico de drogas, armas y migrantes. Según autoridades chiapanecas, los agresores utilizaron fusiles de asalto, granadas de fragmentación y vehículos blindados. La respuesta vino de un despliegue conjunto de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), la Policía Preventiva Estatal, la FGE y la SSPC.
Al término del operativo, las fuerzas de seguridad aseguraron un arsenal de guerra: fusiles AK-47, un rifle R-15 con lanzagranadas, pistolas, una granada activa, chalecos balísticos, cargadores y cuatro camionetas, tres de ellas blindadas.
Aunque el gobierno de Chiapas aseguró que la operación fue en territorio nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum admitió que algunas unidades pudieron haber cruzado brevemente la frontera. Del otro lado, la vicepresidenta guatemalteca Karin Herrera confirmó presencia militar reforzada y vigilancia en la zona limítrofe.
El operativo se da en un contexto de creciente tensión: apenas días antes, cinco policías estatales fueron emboscados y calcinados en un ataque brutal. Más de 700 casquillos rodeaban la patrulla en llamas.
Frontera Comalapa se ha convertido en uno de los puntos más peligrosos del país. Desde 2021, al menos cuatro cárteles —CJNG, Sinaloa, CCyG y los Huistas— se disputan el control de esta zona estratégica. El saldo: cientos de muertos, miles de desplazados y una frontera que, aunque oficialmente vigilada, se desangra en silencio.
