Canada, 24 de Octubre de 2025.- Hassan al-Kontar, originario de Siria, pasó más de siete meses viviendo en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur, Malasia, después de que las autoridades le impidieran abordar un vuelo y le confiscaran su pasaporte y pertenencias.
Había huido de su país buscando escapar de la guerra y comenzar una nueva vida lejos del conflicto. Sin embargo, al llegar a Malasia, su boleto fue retenido junto con su pasaporte, sus ahorros y todo lo que poseía. Aquellos ahorros provenían de su familia, que había vendido sus collares de oro en Siria para ayudarlo a salir del país.
Durante más de 200 días, Hassan vivió en el aeropuerto sin poder regresar ni avanzar. Dormía bajo escaleras, se aseaba en baños públicos y sobrevivía con pequeñas porciones de arroz con pollo, convertido en un “fantasma” dentro del enorme edificio.
“Me llamaban celebridad, pero yo me sentía como un animal de zoológico”, contó años después. A pesar de la desesperanza, su historia se difundió en redes sociales y conmovió a miles de personas en todo el mundo.
Finalmente, gracias a una campaña impulsada por voluntarios canadienses y al apoyo de la Cruz Roja, Hassan fue acogido por Canadá, donde obtuvo asilo y comenzó una nueva vida en Vancouver. Hoy trabaja ayudando a otros refugiados, escribió un libro sobre su experiencia y se ha convertido en un referente de la resistencia, la dignidad y la esperanza.
