Katmandú, Nepal, 9 de Septiembre de 2025.– La violencia en la capital nepalí alcanzó un nuevo nivel tras confirmarse la muerte de Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, quien no logró sobrevivir a las graves quemaduras sufridas cuando manifestantes incendiaron su vivienda. A pesar de haber sido trasladada al Hospital de Quemados de Kirtipur, falleció durante el tratamiento.
La ola de disturbios, encabezada por jóvenes de la llamada “Generación Z”, también dejó en ruinas la residencia del recién dimitido K. P. Sharma Oli y provocó ataques contra otros líderes políticos, como el ex primer ministro Sher Bahadur Deuba y su esposa, la ministra de Exteriores, Arzu Rana Deuba.
Las protestas, detonadas por la prohibición de 26 plataformas de redes sociales —incluyendo Facebook, Instagram, WhatsApp y X—, derivaron en un levantamiento que en apenas 24 horas dejó 25 muertos, cientos de heridos y la renuncia del primer ministro Oli, junto con varios de sus ministros.
El movimiento juvenil, alimentado por el hartazgo hacia la corrupción, el nepotismo y la desigualdad económica, convirtió las calles de Katmandú en escenario de caos: ataques a residencias oficiales, choques con la policía, denuncias de represión excesiva y un colapso político que dejó al país en una crisis sin precedentes.
Amnistía Internacional y la ONU exigieron una investigación inmediata por las muertes de manifestantes, mientras que la población sigue tomando las calles bajo el lema de que el sistema político nepalí se ha convertido en un “juego de sillas musicales” entre élites privilegiadas.
