Morelia, Michoacán, 9 de Mayo de 2025.- El sonido de los metales y tambores acompañó la cabalgata que recorrió las calles hasta llegar a la Plaza de Toros Monumental, lugar emblemático para quienes comparten el amor por el jaripeo, y que este día se convirtió en el escenario de una despedida marcada por el dolor, pero también por el orgullo de haberlo conocido.
Los jinetes avanzaron con paso firme, entre lágrimas, recuerdos y la música que tanto le gustaba a Octavio. Cada relincho y cada acorde parecía rendirle homenaje a quien durante años impulsó espectáculos que reunían a familias enteras, siempre con respeto por la tradición y entrega total a su trabajo.
El cortejo fue más que una despedida; fue una muestra de lo que Octavio significó para su gente: un hombre joven, trabajador, con visión y corazón firme.
Aunque su vida fue arrebatada de manera violenta, su legado vive en cada jinete, cada nota de banda y cada plaza de jaripeo que alguna vez ayudó a levantar.
