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Por Ar Mendoza

El pasado cinco de junio Morena arrasó en las elecciones, algunos incluso compararon la victoria de la Cuarta Transformación con un partido de futbol que finalizó con un marcador de 4 a 2. Sin embargo, muchos analistas aseguran que Hidalgo y Oaxaca fueron autogoles por parte de Omar Fayad y Alejandro Murat respectivamente, priistas que se encuentran en franca rebeldía en contra de la dirigencia nacional.

Sin embargo, el domingo pasado, en la asamblea morenista denominada “Unidad y Movilización para que siga la Transformación”, pudimos observar a todo el aparato estatal mostrando “músculo político”, para terminar de extinguir al dinosaurio reumático (PRI) en el Estado de México de cara al proceso electoral del próximo año.

El bastión priista es la joya de la corona, puesto que controlar la gubernatura sería controlar la estructura electoral del Estado, que, dicho sea de paso, existe una correlación implícita entre los resultados de esta elección y la presidencial.

Lo anterior, dado que el Estado de México cuenta con 12 millones 118 mil 263 ciudadanos inscritos en la lista nominal, lo que representa a la entidad con más votantes potenciales. Por lo que el “tiro” no está fácil para ninguno de los dos bandos.

Tanto la alianza “Va por México”, como Morena, saben que el triunfo en el Estado de México es decisivo para apoderarse electoralmente del país, además de que podría significar prácticamente la extinción de un partido que a lo largo de su historia fue hegemónico y que en el siglo XX fue sinónimo de la “dictadura perfecta”.

El discurso de Morena va encaminado a la unidad; hoy vemos a las llamadas “corcholatas” de AMLO sonrientes, contentos y enfocados en defender la transformación, sin embargo, ya entrados en acción; la verdadera oposición y la ruptura podrían venir del interior del partido guinda. Ricardo Monreal ya fue el primer espinado, puesto que se ha manifestado cientos de veces en contra de las “encuestas” para definir las candidaturas al interior del movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador, tanto es así, que el Senador no hizo ni el más mínimo intento por asistir al evento del domingo pasado.

Las reacciones, los comentarios, los dimes y diretes llegaron después de dicho evento, pero navegando en la red social del pajarito azul, hubo un tweet emitido por un periodista llamado Julián Andrade que podría definir la sucesión presidencial. “Dejar fuera a Ricardo Monreal del juego que ya iniciaron en Morena, es una decisión de riesgo. Él quizá no puede ganar, en la condición actual, pero sí puede hacer perder”.

Lo anterior puede pasar con los otros tres aspirantes, generando un “efecto dominio”, ya que solo uno de ellos será el elegido para la sucesión presidencial; por lo que de no realizar la famosa “operación cicatriz”, Morena podría generarse su propio desencuentro.

Así pues, tendremos que esperar hasta el próximo año para ver quien se lleva la joya de la corona, la cual, seguramente, esbozará un panorama más amplio de cara al proceso electoral del 2024.

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