Michoacán, 3 de Noviembre de 2025.- La violencia política volvió a teñir de luto a Michoacán. Con el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, suman ya siete alcaldes michoacanos asesinados en los últimos tres años del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, un reflejo de la profunda crisis de seguridad que atraviesa el estado y de la fragilidad con la que operan los gobiernos locales frente al crimen organizado.

La tragedia ocurrió la noche del 1° de noviembre, en plena plaza principal de Uruapan, durante el tradicional Festival de las Velas, un evento emblemático de la Noche de Muertos, cuando miles de familias y turistas celebraban una de las fechas más significativas para Michoacán. En medio de la multitud, Manzo fue atacado a balazos; trasladado de urgencia al hospital, perdió la vida minutos después. Hoy, el lugar donde se encendían velas para honrar a los muertos permanece vacío y en silencio.

La lista de alcaldes asesinados en la entidad se ha vuelto una dolorosa constante:
6 de junio de 2025, Salvador Bastida, alcalde de Tacámbaro, fue emboscado mientras conducía su camioneta.
3 de junio de 2024, Yolanda Sánchez Figueroa, presidenta de Cotija, fue abatida en un ataque directo.
1 de abril de 2024, Guillermo Torres Rojas, exalcalde de Churumuco, fue ejecutado dentro de un local de comida en Morelia.
17 de junio de 2023, la presidenta de Tepalcatepec, Martha Laura Mendoza Mendoza, y su esposo fueron asesinados frente a su hogar.
11 de marzo de 2022, César Augusto Valencia Caballero, alcalde de Aguililla, fue ejecutado mientras circulaba en su vehículo.
8 de febrero de 2022, Enrique Velázquez Orozco, alcalde de Contepec, fue localizado sin vida tras haber sido reportado desaparecido.
Siete nombres, siete historias truncadas y una misma realidad: el ejercicio del poder local en Michoacán se ha vuelto una tarea de alto riesgo. Entre amenazas, atentados y asesinatos, la política municipal se ha convertido en un campo minado donde la vida puede apagarse en cualquier momento.
Tras el crimen de Carlos Manzo, el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, expresó su condena y aseguró que “no habrá impunidad”, prometiendo el esclarecimiento del caso y el fortalecimiento de la coordinación con las autoridades estatales. Sin embargo, para los habitantes de Uruapan y de todo Michoacán, las palabras ya no bastan: exigen justicia, resultados y un alto definitivo a la impunidad.

Mientras tanto, el Congreso del Estado espera la notificación oficial para iniciar el proceso de sustitución del alcalde asesinado, en medio del duelo y la indignación social.
Michoacán, tierra de tradiciones, de fuego y esperanza, sigue escribiendo su historia entre el dolor y la resistencia. Las velas que iluminaron la noche de muertos hoy también arden por la memoria de Carlos Manzo y de todos los líderes locales que han sido víctimas de la violencia que no cesa.




