Morelia, Michoacán, 07 de diciembre de 2025.– El reciente envenenamiento de cerca de 30 perros y dos gatos —estos últimos de apenas un mes de nacidos— en los municipios de Apatzingán y Nueva Italia, reavivó la exigencia de activistas y rescatistas para que la Fiscalía General del Estado (FGE) actúe con firmeza, identifique a los responsables y aplique castigos ejemplares.

Luisa Quijano Ravell, vocera del Colectivo D.A.R.A.M.O.R de Rescatistas Independientes de Michoacán, urgió a la Fiscalía Michoacana a realizar una investigación real, profesional y efectiva que frene la normalización de estos ataques, cada vez más frecuentes en distintas regiones del estado.
Las organizaciones señalaron que el envenenamiento de animales en situación de calle se ha convertido en un método recurrente de exterminio, afectando a seres vulnerables que carecen de hogar y protección. Además, advirtieron que este tipo de muerte es una de las más crueles, debido a la prolongada agonía que provoca la sustancia utilizada.
En un posicionamiento público, Maribel Arreola Gallardo, integrante del equipo jurídico del Comité Estatal de Animalistas de Michoacán (CEAM), subrayó que estos hechos representan una violación al derecho humano a un medio ambiente sano, garantizado en el artículo 4 de la Constitución. Asimismo, explicó que los ataques contravienen la Ley de Protección a los Animales del Estado y el Código Penal de Michoacán, por tratarse de actos deliberados, reiterados y realizados mediante la colocación de tóxicos en espacios públicos, lo que además constituye un riesgo sanitario y evidencia una planificación criminal.

Los activistas aseguraron contar con los nombres de los presuntos responsables y anunciaron que presentarán pruebas ante la FGE para solicitar la acción penal correspondiente. Las denuncias fueron registradas bajo los folios DL/02459/2025 y DL/02440/2025.
Subrayaron que investigar, detener y enjuiciar a los implicados es urgente e inaplazable, pues el envenenamiento masivo de perros y gatos continúa extendiéndose como una práctica habitual en varios municipios de Michoacán.




