Morelia, Michoacán a 21 octubre. 2025.- En marzo del año 2000, en la comunidad de Río Talea, #Oaxaca, una mujer campesina llamada Inés Ramírez Pérez tomó una de las decisiones más estremecedoras y valientes registradas en la historia de la medicina.
Tras más de 12 horas de trabajo de parto y sin la posibilidad de recibir atención médica, Inés decidió operar su propio cuerpo. Con un simple cuchillo de cocina, realizó una incisión vertical de unos 17 centímetros —mucho mayor a la habitual y en sentido contrario al procedimiento médico correcto—.
En su tercer intento, logró abrir su abdomen, extraer a su bebé y luego suturarse con aguja e hilo antes de salir a pedir ayuda. Milagrosamente, ambos sobrevivieron.
El caso fue documentado en el International Journal of Gynecology & Obstetrics como el único ejemplo comprobado de una autocesárea exitosa, símbolo de la fuerza, la desesperación y la resiliencia de las mujeres en regiones rurales sin acceso a servicios de salud.
