Morelia, Michoacán a 1 de julio de 2025.– En un giro contundente, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla le cerró la puerta en la cara al crimen organizado y rechazó rotundamente cualquier intento de “diálogo” con grupos delincuenciales, como lo insinuó recientemente el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos.
Las declaraciones del líder religioso, quien propuso abrir conversaciones con criminales al estilo de Colombia, desataron una tormenta en la política michoacana. Pero Bedolla no se quedó callado y respondió de forma tajante:
“Dialogar con delincuentes no sirve de nada. ¡Esa estrategia fracasó en Colombia y aquí no la vamos a repetir!”
El mandatario recordó que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el gobierno trajo al general colombiano Óscar Naranjo, cuya asesoría en materia de seguridad terminó en desastre: surgieron más cárteles y se fortalecieron las autodefensas. “Fue una pésima decisión que nos costó sangre, miedo y caos”, sentenció.
Con tono firme, Bedolla reafirmó que Michoacán no será laboratorio de estrategias fallidas y que la única forma de devolverle la paz al estado es mediante la aplicación de la ley, con inteligencia y apoyo federal.
“La Iglesia puede perdonar, pero el pueblo exige justicia. Aquí se aplica la ley, no el Evangelio”, remató.
El gobernador también lanzó un fuerte respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum y su política de seguridad, al tiempo que pidió al nuevo Poder Judicial cerrar de una vez por todas la “puerta giratoria” que deja libres a los delincuentes armados.
Con este posicionamiento, Alfredo Ramírez Bedolla marca distancia de discursos blandos y apuesta por una estrategia frontal y sin concesiones contra el crimen. Una decisión que muchos ciudadanos ya aplauden.
