“Censura o justicia: procesan a Los Alegres del Barranco por enaltecer al crimen”

Morelia, Michoacán, 12 de mayo de 2025.-
Los aplausos se apagaron y los reflectores cambiaron de dirección. Este lunes, minutos antes de las 7:00 a.m., los integrantes de la banda sinaloense Los Alegres del Barranco dejaron atrás el escenario para ingresar a los juzgados de Puente Grande, donde enfrentaron una audiencia que podría marcar un parteaguas en la historia del regional mexicano.


El motivo: la interpretación del polémico corrido El dueño del palenque, una pieza musical que según la Fiscalía de Jalisco no solo exalta a un presunto líder del narcotráfico, sino que lo proyecta como una figura casi mítica en sus conciertos, a través de imágenes y referencias explícitas. Por ello, se les acusa formalmente del delito de apología del delito.


La banda enfrenta cuatro carpetas de investigación por presentaciones realizadas en Zapopan, Villa Purificación, Cihuatlán y Tequila. En todos los casos, la fiscalía sostiene que el grupo no solo cantó el corrido, sino que acompañó su interpretación con visuales que glorifican a uno de los capos más temidos del país.


A su llegada a los juzgados, el vocalista Pável controvertido tanto por sus letras como por sus declaraciones incendiarias en redes sociales, expresó su esperanza de que “triunfe la libertad de expresión”. Sin embargo, el tono en la sala fue muy distinto. La audiencia, que había sido aplazada desde el 6 de mayo a petición de la defensa, culminó pasadas las 10:00 a.m. con la vinculación a proceso de los seis integrantes.


Mientras avanza el juicio, los músicos deberán permanecer en Jalisco y cumplir con medidas cautelares, incluida una garantía económica de 1.8 millones de pesos en total.


La decisión se basó en el artículo 142 del Código Penal de Jalisco, que contempla penas de hasta seis meses de prisión para quien incite públicamente a cometer un delito o haga su apología.

Aunque las penas son relativamente bajas, el caso abre un intenso debate sobre los límites de la libertad artística y la responsabilidad de los músicos frente a un público que, en muchas regiones del país, convive a diario con la violencia del narcotráfico.

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