Brissa Arroyo llama a eliminar los silencios cómplices ante cualquier tipo de violencia contra las mujeres

Morelia, Michoacán, a 25 de noviembre de 2025.- En el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la diputada local Brissa Arroyo Martínez se pronunció por continuar una lucha pacífica y permanente para garantizar un entorno seguro para niñas, adolescentes y mujeres en Michoacán.

La legisladora, quien coordina al Grupo Parlamentario del PRD en la 76 Legislatura, participó en el conversatorio organizado por el Congreso del Estado y atendió también el llamado de su instituto político mediante la instalación del “Buzón Naranja”, como parte de las actividades conmemorativas del 25 de noviembre.

Como integrante de la Comisión de Igualdad Sustantiva y de Género, Arroyo Martínez subrayó que la construcción de una sociedad igualitaria y libre de violencias requiere la participación conjunta de mujeres, hombres, instituciones y sociedad civil. “No más silencios cómplices; debemos alzar la voz y seguir trabajando por las mujeres de hoy y por las nuevas generaciones”, afirmó.

En su intervención, destacó el lema establecido este año por la Organización de las Naciones Unidas: “ÚNETE para poner fin a la violencia digital contra las mujeres y niñas”, e hizo un llamado a no normalizar discursos ofensivos, burlas o ataques que deterioran la dignidad de niñas, jóvenes y mujeres, al advertir que la violencia digital puede ser antesala de agresiones más graves.

Brissa Arroyo coincidió con la activista Dulce Patricia Torres Sandoval en la necesidad de reivindicar el papel de la mujer indígena y saldar deudas históricas con este sector. Torres Sandoval, originaria de Pichátaro y especialista en balística forense y educación indígena, señaló que la igualdad no puede lograrse sin reconocer a las mujeres indígenas como sujetas de derechos individuales y colectivos.

Entre los retos expuestos se encuentran la falta de intérpretes capacitados y con retribución justa, el racismo institucional, la revictimización y la ausencia de procesos judiciales adaptados a los contextos culturales. Ambas coincidieron en que el avance hacia una vida libre de violencia debe incorporar un enfoque interseccional e intercultural.